MODELOS DE TALLER Y ACTIVIDADES
Elaborados y realizados por el equipo de VQC en el marco del Recreo de Verano... para que te las apropies y las realizes ¡a tu manera!
jueves, 31 de enero de 2008
¡¿TE CUENTO UNA HISTORIA?!
El narrar constituye una práctica maravillosa
que puede realizar cualquier persona que se lo proponga.
Entregate a los mundos que crean los más diversos autores y narradores,
disfrutalos y animate a compartirlos con otros...¡contándolos vos!
Mabel Negri, una gran narradora que forma parte del equipo de Voces que Cuentan, quiere contarte "por qué le gusta narrar"...
El narrar constituye una práctica maravillosa
que puede realizar cualquier persona que se lo proponga.
Entregate a los mundos que crean los más diversos autores y narradores,
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Mabel Negri, una gran narradora que forma parte del equipo de Voces que Cuentan, quiere contarte "por qué le gusta narrar"...
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¿Cuáles son las mejores estrategias de comunicación en la narración de cuentos?
Se interpreta como estrategias de comunicación aquellas acciones destinadas a captar, facilitar y profundizar el vínculo propuesto durante una actividad.
Hay quienes sostienen que la narración de cuentos debe estar protegida por un marco en el que el cuento en si mismo debe captar la atención de la audiencia, favorecido por elementos externos al narrador, por un orden ya establecido de normas de conducta que establezcan el silencio y la atención necesarias para que se desarrolle el acto narrativo.
Otros argumentan que esta pauta pocas veces se logra y que el narrador debe buscar sus propias herramientas que le permitan llevar adelante la tarea, recurriendo a diferentes estímulos.
Estos pueden variar en forma y grado, desde quienes recurren a disparadores auditivos o visuales a través de la mímica, el canto u otros efectos vocales, música pregrabada o en vivo con distintos instrumentos, hasta los juegos de palabras, adivinanzas, utilización de objetos, máscaras o títeres; desde la presencia inicial estática y silenciosa hasta la irrupción sorpresiva, nuestro ser todo va en busca de esa atención que nos permita llegar al otro, que nos de al menos esa oportunidad, en un pedido que no se explicita sino que se genera e incorpora como parte de la historia.
No existe una fórmula universal, cada cual descubre en su viaje la manera más propia y personal.
Tal vez la única condición es que aquello que se elija sea auténtico, respetuoso y sincero, rasgos comunes a cualquier intento de comunicación valedera.
Creo que esta última alternativa es la constante y este desafío puede ser aprovechado como una fuente de creatividad que enriquezca la historia y refuerce nuestra propia identidad como narradores. S
abiendo siempre que la libertad que ejerce el otro de seguir manteniendo el intercambio es un derecho irrevocable.
Asimismo esto no quita que busquemos el apoyo externo para crear las condiciones más favorables para la escucha.
Nada asegura completamente la atención de un auditorio, cada intento es como una botella dejada sobre las aguas que se ofrece con el único fin de acercarnos a la mirada, los sentidos, el corazón de quien escucha, recordando siempre que todo acto comunicación al pleno es de ida y vuelta.
Hay quienes sostienen que la narración de cuentos debe estar protegida por un marco en el que el cuento en si mismo debe captar la atención de la audiencia, favorecido por elementos externos al narrador, por un orden ya establecido de normas de conducta que establezcan el silencio y la atención necesarias para que se desarrolle el acto narrativo.
Otros argumentan que esta pauta pocas veces se logra y que el narrador debe buscar sus propias herramientas que le permitan llevar adelante la tarea, recurriendo a diferentes estímulos.
Estos pueden variar en forma y grado, desde quienes recurren a disparadores auditivos o visuales a través de la mímica, el canto u otros efectos vocales, música pregrabada o en vivo con distintos instrumentos, hasta los juegos de palabras, adivinanzas, utilización de objetos, máscaras o títeres; desde la presencia inicial estática y silenciosa hasta la irrupción sorpresiva, nuestro ser todo va en busca de esa atención que nos permita llegar al otro, que nos de al menos esa oportunidad, en un pedido que no se explicita sino que se genera e incorpora como parte de la historia.
No existe una fórmula universal, cada cual descubre en su viaje la manera más propia y personal.
Tal vez la única condición es que aquello que se elija sea auténtico, respetuoso y sincero, rasgos comunes a cualquier intento de comunicación valedera.
Creo que esta última alternativa es la constante y este desafío puede ser aprovechado como una fuente de creatividad que enriquezca la historia y refuerce nuestra propia identidad como narradores. S
abiendo siempre que la libertad que ejerce el otro de seguir manteniendo el intercambio es un derecho irrevocable.
Asimismo esto no quita que busquemos el apoyo externo para crear las condiciones más favorables para la escucha.
Nada asegura completamente la atención de un auditorio, cada intento es como una botella dejada sobre las aguas que se ofrece con el único fin de acercarnos a la mirada, los sentidos, el corazón de quien escucha, recordando siempre que todo acto comunicación al pleno es de ida y vuelta.